lunes, 17 de marzo de 2014

Viejito

Hoy se cumple un mes de la partida de mi viejito. Estos dias pensaba, mientras visitaba su tumba, que en realidad fui bendecido por la forma en que mi viejito terminó sus dias.

A veces tenemos miedo de la muerte, y nos complicamos en el dia a dia, y corremos tras una vida vacia que nos lleva a desperdiciar nuestro tiempo, detras de una felicidad vacia que no nos deja nada.

Hoy estoy escuchando tangos, asi encontrados de casualidad, con una vela encendida recordando a mi viejo. Reflexiono y me doy cuenta que mi viejo vivio una vida dura, de sacrificios, de frios, de enfermedades. Una vida de ir descalzo a la escuela en la escarcha. Una vida de empujar el volante detras de los billetes esquivos, para traernos el pan, para que no suframos el hambre que el vivió por años en su infancia terrible.
El viejo supo de sufrimientos, pero tambien de alegrias. Capaz que no de alegrias propias porque lo que le tocó vivir le enfrió el alma, hasta que descubrió en algún momento de su juventud que se puede  dar, y se puede compartir. Desde ese día el viejo comenzo su verdadera vida. Siempre recuerdo sus lagrimas de emocion al ver al niño humilde del momento gozar y maravillarse con los zapatos que le acababa de comprar, o al ver la ilusion con que recibian un heladito o un dulce.

Mi viejo era una persona de misericordia y compasion rapida. Tenia temperamento y dureza de caracter, pero cuando lograba vencer su mal genio, era un ser humano dulce y lleno de caridad.

Lo que lamento de mi vida con el viejo, fue el no tener tiempo de haber estado mas con el, y de haber sido un mejor hijo a sus ojos. 

De su legado, me quedo con sus ojos de niño pobre que le hacian imposible mantener la paz cuando veia a un niño sufriendo de hambre, y le impedian comer frente a quien tiene necesidades.

Viejo, te extraño mucho. Quisiera tenerte a mi lado otra vez y decirte que te quiero. Mi alma tiene pena, y me corre una lagrima, pero a la vez estoy feliz, porque guardo en mi corazón la bendicion que me diste en tu lecho de muerte, y el "te quiero hijo, siempre te he querido" que por fin me diste antes de irte, que fue la reivindicacion de años de espera.

Te quiero viejito. Ya estaremos juntos otra vez. Te cuido a la mamá, a tus nietos y a mis hermanos. No te voy a defraudar.




1 comentario:

Unknown dijo...

Me gusto mucho lo que escribiste, es imposible no acordarme de tu viejo...